Cuento/Rudy Guarachi Cota/@RudevNebo
El amanecer del 12 de abril no sería
un día ordinario para Juan de Dios, esa mañana, salió de su morada en busca de
algo que ni él mismo había podido definir en todo el tiempo que la suerte le
había brindado existir, completamente confundido, no tenía pista o indicio
alguno de lo que buscaba, aquello que lo había atormentado toda la vida que su
cuerpo había soportado hasta ese momento, aquello que no le permitía conocer ni
la más mínima fracción de felicidad del mundo terrenal.